miércoles, 20 de abril de 2011

Las travesías de un, por un concierto.

Viernes, Ocho de la noche, en la entrada de un conocido bar de la ciudad de Medellín, llamado el Parnaso, ubicado en la avenida la Playa en el centro de la ciudad, en una zona más bien bohemia rodeada de arboles y bares que le dan un ambiente especial y hacen agradable transitar por este lugar; nos reunimos para terminar los preparativos y comenzar nuestro viaje hacia la ciudad de Bogotá, con el único propósito, de poder ver en vivo y en directo a uno de los padres del Metal, John Michael Osbourne más conocido como Ozzy Osbourne, o el príncipe de las tinieblas.

“El que alguna vez llego a ser un lustrabotas, inspirado por los músicos que escuchaba en aquel entonces, entre ellos The Bitles  (como lo dijo en su auto biografía Ozzy BiographyCuando dejé la escuela, quería ser fontanero. Cuando escuché a The Beatles quería ser un Beatle”), decidió hacer de la música su vida, después de algunos tropiezos legales que lo pasaron por la cárcel, paso por algunas agrupaciones has que conoció a Tony Iommi, Bill Ward y Terence "Geezer" Butler y formaron una banda llamada inicial mente, Polka Tulk Blues Band; nombre que rápidamente cambiaron a Earth, con el que dieron algunos conciertos y se dieron a conocer pero ya existía una banda con ese nombre, entonces lo cambiaron por Black Sabbath, que fue una de las bandas iniciadora del Hard Rock y el Heavy Metal, en la que recopilaron muchos éxitos hasta la salida de Ozzy de la banda. Luego como solista, Osbourne se rodeo de los mejores músicos y logro poner su nombre en una cúspide casi inalcanzable”.

Era una noche lluviosa y la preocupación se acrecentaba por los informes de la prensa, acerca del mal estado de las vías, y las recomendaciones de Imbias de no viajar de noche, pero el tour ya estaba comprado y podían mas las ganas de ver a uno de nuestro ídolos.

De la capital antioqueñas salieron barios tours, entre ellos el de Manitu Records, que es con el que siempre acostumbramos a viajar, organizado por Mario Aponte (Músico legendario de Colombia, líder de Manitu y Maleficarum), quien decidió esperar hasta entradas la nueve de la noche mientras esperaba a todas las personas que viajarían con nosotros.

Salieron dos buses, con un buen ritmo, hasta el municipio de Doradal, donde paramos a comer algo, los que viajaron con dinero o simplemente a estirar las piernas los que no (Ya que mi mujer y yo llevábamos algunos sándwiches y mucha energía), luego continuamos nuestro camino y cruzando el rio magdalena la vista no podía ser mejor; el enorme e imponente rio, por la ola invernal que nos azota, se veía más grande de lo normal y la luna completamente despejada, majestuosa y dominante, se reflejaba sombre su espejo natural y místico que la hacía ver aun más hermosa.

A las cinco de la mañana el bus se detuvo, a unas cuantas horas de Honda (municipio del departamento del Tolima) y las esperanzas eran pocas ya que la fila de carros era interminable y no se le veía el fin, incluso un amigo y yo decidimos caminar para matar el tiempo y el desespero y no pudimos divisar la cabeza de la fila de vehículos, que nos tuvieron detenidos hasta las 11 de la mañana que fue la hora en la que por fin pudimos continuar nuestro viaje por uno quilómetros mas ya que entrando a la población de Guaduas en el mismo departamento  nos detuvo por un buen rato un trancón provocado por una colisión entre dos vehículos que no dejo muertos.

Por fine en el departamento de Cundinamarca nos detuvimos en el alto del vino hicimos una nueva parada para estirarnos y refrescarnos un poco. Una corta llamada a el hermano de mi esposa que vive en Bogotá nos anuncio que en la capital del país estaba lloviendo desde muy temprano y proseguimos nuestro camino hasta que por fin pudimos ver la entrada de la ciudad y estábamos m poco preocupados y expectantes ante la posibilidad de largos trancones ocasionados por las obras en las autopistas y retrasos en las mismas por parte de los contratistas, pero corrimos con suerte y esos malestares no nos tocaron.

Por fin llegamos a las cercanías del parque Simón Bolívar, nos bajamos de los buses y después de aclarar como seria el encuentro para regresa emprendimos la dura camita hasta la entrada ya que en el último momento los planes fueron cambiados y el ingreso no sería por el mismo lugar. Conocimos sin querer algunos lugares de Bogotá, de una manera casi obligada y no toco pasar por el salitre y por un parque acuático muy cerca, y pasar por una zona residencial, siguiendo la mancha negra de aficionados a Ozzy, porque nosotros no teníamos ni idea, por donde era el camino; hasta que por fin llegamos a una calle llena de policías que no hicieron saber que si no le mostrábamos la boleta a todas las personas que viéramos uniformadas, no nos dejarían pasa y luego los controles, (donde normalmente le hacen quitar a uno las botas y le reblujan el pelo y lo tacan por todas partes) esta vez no fue tan estricto, pero muy extenso ya que fueron cinco controles, uno de ellos con una infame prueba de alcoholemia, que dejo por fuera a varios de mis compañeros de viaje con la boleta comprada (es sabido por buena fuente, que en los conciertos de ballenato, salsa y de reggaeton entre otros, regalan y venden licor adentro y se arman los mismos disturbios en las entradas, como en cualquier concierto donde todos quieren entrar y no pueden).

Mientras cruzábamos los controles, nos separaron de las personas que compraron preferencial, y como si se tratara de un plan bien organizado, recuerdo que en el último control dijeron: “Los de Platino, por aquí y los de VIP por aquí”. Luego de cruzar un embarrado sendero, no vi la división entre Platino y VIP y le pregunte a uno de los jóvenes de logística donde estaría do de VIP y me dijeron que en el momo lugar que Platino. En ese momento me sentí robado y ultrajado y aun mas cuando conocí a unos amigos (creo que los puedo llamar así) de Bogotá que tampoco sabían lo de la distribución y que nos contaron lo de una boleta especial que le reglaron a las personas que compraron Platino y que a nosotros no nos dieron.

Después de la frustración por la estafa, nos pusimos prestos a ver las bandas teloneras y conocimos con mucho humor, una costumbre en algunas regiones de guardar cosas para tirarles a los teloneros si no eran bueno (debe ser demasiado frustrante para un músico). Además de todo pusieron dos teloneros, que no se les entendió nada por el pésimo sonido que les pusieron, sobre todos a los primeros que no se les acuchó la guitarra y la vos mejor ni hablar.

Luego de los dos telonero, salieron las personas que prepararon el escenario; la gente estaba tan excitada, que se escucho el jubilo, tan solo cuando en el fondo del escenario se levantó un telón que cubría la prominente batería con la que tocaría Tommy Clufetos (actual baterista de Ozzy), y luego comenzó a sonar una melodía clásica y de la oscuridad de la tarima salió corriendo el señor Ozzy Osbourne y tras él su banda: Adam Wakeman, teclista  (Quien también ha tocado con Black Sabbath), Blasko (antiguo bajista de Rob Zombie) Tommy (También paso por Rob Zombie) y Kostas Karamitroudis más conocido como Gus G (tiene entre las bandas por las que ha pasado a Arch Enemy).

La presentación de estos músicos fue impecable, tocaron temas de barios trabajos de Ozzy y de Black Sabbath e incluso hicieron solos de batería y de guitarra en el cual Gus G toco un pedazo de la camisa negra de Juanes.  Todos sabemos que es imposible recorrer en una hora y casi 40 minutos, toda una trayectoria de más de 40 años de, por lo cual todos lo que allí estuvimos quedamos con ganas de mas.

Cuando termino el evento nos despedimos de nuestros nuevos amigos bogotanos y salimos del recinto, para darnos una cena de hamburguesa y gaseosa por $3mil y montarnos de nuevo al bus que nos devolvería por la misma derrumbada carretera hacia Medellín.

Esta vez nos fue mejor, porque no duramos las mismas 17 horas del primer viaje, sino que el recorrido, que normalmente dura entre ocho u nueve horas esta vez fue tan solo 14 horas. Pero regresamos a nuestra casa con un recuerdo en nuestras mentes que tal vez le contaremos a nuestros hijos y nietos, siendo la envidia de muchos que no pudieron ir, y como única evidencia una boleta, muchas fotos y videos de uno de los mejores conciertos que he podido ver en mi vida.

Larga vida al metal. Y muchas gracias a Ozzy y su banda por tan grandiosos espectáculo. Lástima que nos hayan robado con la boleta.